Uno de los principales atributos humanos para adquirir el lenguaje es la audición.
La detección precoz y la rehabilitación adecuada son suficientes para poder prevenir la consecuencia más importante de la hipoacusia infantil: crecer sin el lenguaje. La detección temprana y el uso inmediato de audífonos o implantes cocleares son esenciales para el desarrollo del habla, el lenguaje y las destrezas de comunicación de los niños con pérdida de audición.
Se ha demostrado que los niños cuya pérdida auditiva se identifica antes de los seis meses y que reciben un audífono o un implante coclear y servicios de rehabilitación, poseen destrezas de lenguaje similares a las de los niños de la misma edad que tienen audición normal.
Hay tres causas principales de sordera infantil severa y profunda: genéticas (al menos el 50% de todos los casos), adquiridas y malformativas.
Mejorar la calidad de vida, así como la integración social de los niños que nacen con hipoacusia, sin olvidar el resto de objetivos específicos de este cribado:
En España, la CODEPEH (Comisión para la detección precoz de la hipoacusia infantil) establece una lista con los factores de riesgo de hipoacusia en los que es obligado hacer un estudio audiológico completo después del nacimiento:
En cuanto a los signos de alarma, lo primero que llamará la atención en el lactante sordo es que no se sobresalta con los ruidos intensos. Al poco tiempo, se puede ver que no responde a la voz, lo que se hace más evidente cuando se le llama desde atrás porque no vuelve la cabeza.
El balbuceo habitual de los lactantes no existe o desaparece pronto y suele ser sustituido por gritos disarmónicos, ya que el bebé no puede modular la voz al no oírla.
Otro factor a tener en cuenta es la neuropatía auditiva (NA) que es un síndrome que se caracteriza clínicamente por una percepción nula o muy alterada de la palabra y que coincide con una hipoacusia leve o moderada en su comienzo y con otoemisiones presentes y potenciales ausentes o muy alterados.