Audiometría

Una audiometría es un examen que evalúa la función auditiva en términos de tono, equilibrio e intensidad del sonido. Se centra en el funcionamiento del oído interno. El oído humano es capaz de percibir sonidos que oscilan entre los 20 y los 20000 hercios (Hz). Además, puede escuchar sonidos con una intensidad que varía desde los 20 decibelios hacia arriba.

La audiometría de tono mide los sonidos más suaves y silenciosos que puede la persona escuchar en diferentes tonos. Para ello se emplea el audiómetro, que es una máquina especial que reproduce sonidos a través de unos auriculares que el paciente se colocará, estando sentado dentro de una cabina insonorizada, dotada de una ventana.

Se evalúa la vía aérea y la ruta ósea. Durante la exploración el paciente deberá ponerse los auriculares y el especialista, ubicado fuera de la cabina, irá reproduciendo una serie de sonidos, de menor a mayor volumen, hasta que sean audibles. El paciente deberá ir avisando al especialista cuando sea capaz de escuchar cada sonido, alzando la mano. El último sonido percibido determina el umbral auditivo, es decir, a qué intensidad puede escuchar el paciente a cierta frecuencia. Durante la inspección de la ruta del hueso se coloca un vibrador detrás de la oreja del paciente, en la mastoides, donde recibe el sonido.

La audiometría permite detectar la pérdida de audición, determina si la persona sufre pérdida neurosensorial (daño en los nervios o en la cóclea) o pérdida auditiva conductiva (daño en el tímpano o en los huesecillos).

La pérdida de audición normalmente es resultado de:

  • Defectos de nacimiento.
  • Infecciones crónicas de oído.
  • Exposición a ruidos fuertes de manera regular.
  • Daño en el tímpano o en el oído interno.
  • Enfermedades genéticas.
  • Enfermedades en el oído interno.