Imagine que está en un bar de tapas comiendo con su familia. Los sonidos llegan de todas partes, la gente hablando y riendo, el tintineo de los vasos…Está utilizando sus audífonos y escuchando a su hijo contar esa anécdota de juventud tan divertida. Sus audífonos reducen simultáneamente los ruidos impulsivos como los cubiertos que golpean un plato (reducción de ruido impulsivo), reducen el zumbido del sistema de ventilación del techo (reducción digital de ruido), suprimen las voces de la gente de las mesas de al lado (micrófono direccional) y almacenan información sobre el entorno para guardarla para un ajuste fino posterior (registro de datos). Y todo ello automáticamente mientras amplifican y dan forma a la señal de voz de tu hijo.
Esta es la pregunta que todos los pacientes nos hacen cuando tienen que decidir que audífono ponerse o si deben renovar los suyos.
No sólo tenemos que tener en cuenta las características de la pérdida y las anatómicas del paciente, que son las más importantes; si no que también tendremos que saber que hábitos, rutinas o aficiones tiene, además del esfuerzo económico que le supone.
Cada paciente es único, cada pérdida auditiva es diferente y cada necesidad individual distinta.
Una vez que sabemos todo esto, como audiologo audioprotesista podré indicaros que audífono puede ser el más recomendable para tus necesidades.