Se produce cuando la persona presenta una pérdida progresiva de su capacidad de oír provocada por el deterioro del sistema auditivo. Se trata de una alteración degenerativa del tejido auditivo que provoca la pérdida de audición.
Esta afección corresponde al envejecimiento del oído y no a la sordera que haya podido generarse como consecuencia de otra patología.
Son muchos los factores que pueden influir en este problema de salud. Desde características propias del individuo como la edad, haber padecido determinadas infecciones o vivir expuesto excesivamente al ruido.
Los primeros síntomas coinciden con elevar el volumen de la televisión o la radio, también presentar dificultades para entender a quién nos habla. Igualmente, la persona afectada no suele reconocer que tiene un problema e intenta disimularlo con alguna excusa.
En personas mayores la presbiacusia se complica, afectando a su capacidad para comunicarse y ser autónomas; causando efectos secundarios como aislamiento, cambios de personalidad y de humor…
Las alteraciones más comunes suelen ocasionarse en el oído interno y asociarse a sonidos de tono alto (oye pero no entiende).
Sus factores de riesgo pueden ser.
-Pérdida de células pilosas o receptores.
-Edad avanzada.
-Casos familiares hereditarios.
-Exposición al ruido.
-Factores ambientales.
-Diabetes.
-Infecciones.
-Traumatismos.
-Medicamentos ototóxicos.
-Hipertensión.
Se distinguen varias formas de presbiacusia:
-Sensorial
-Metabólica
-Neural
-Por trastornos mecánicos.
La solución total no existe, ya que no podemos regenerar los tejidos y estructuras auditivas dañadas, pero si minimizar las consecuencias con el uso de audífonos, contribuyendo a facilitar la integración social del paciente.